CAMINO AL EXITO

viernes, 20 de mayo de 2011
Augusto Barreto

Un día, un barrendero de Alejandría encontró, mientras limpiaba una acera, una magnífica piedra preciosa. Pensó maravillado:
-Será un diamante? Iré a ver al joyero para que la examine.
Se dirigió al punto a ver al experto. Éste le dijo:
-Es, efectivamente, un diamante. El problema es que aquí nadie podrá decirte su valor. Para saberlo, tendrías que ir a Inglaterra.
-A Inglaterra! -respondió el barrendero atónito-. Pero cómo puedo ir yo allí?
-Espabílate!
El hombre vendió todo cuanto tenía, fue a ver a un pirata que poseía una nave y le dijo:
-No tengo más que este diamante... Y es preciso que vaya a Inglaterra para que me lo valoren. Te pagaré una vez allí, cuando lo haya vendido.
El pirata aceptó. Ordenó a la tripulación que le dieran el mejor camarote y rodeó de respeto a su nuevo viajero, pues se trataba de un hombre rico.
El viaje se desarrolló tranquilamente. Pero, un buen día, tras haber comido, el barrendero se durmió en la mesa, con el diamante puesto cerca de él.
Durante su sueño, vino un miembro de la tripulación a limpiar el camarote. Cogió el mantel sin prestar atención y lo sacudió por encima de la borda...y el diamante desapareció junto con las migajas en el océano
Al despertar, el árabe se sintió morir. Se dio cuenta de que se hallaba en una situación extremadamente precaria, ya que no tenía nada con que pagar su viaje. Sabía lo que le esperaba. Se dijo:
-Si me dejo vencer por el desánimo, mi muerte es segura!... Trataré deponer buena cara al mal tiempo y esperaré a ver qué pasa.
Y esto es lo que hizo. Abandonó el camarote como si nada ocurriera y fingió una serenidad absoluta. El viaje prosiguió sin más problemas. Aunque no le llegaba la camisa al cuerpo, nuestro hombre no dejó traslucir nada y el pirata se siguió mostrando tan respetuoso como antes con él. Un buen día, este último le dijo:
-Tengo una cosa importante que preguntarle. Es usted un hombre poderoso. Siento por usted una gran admiración. Sabe que la nave va cargada de trigo. El problema es que, al llegar a Inglaterra, las autoridades no querrán confiar en mí. Puede que me pidan que pague unas tasas exorbitantes... O tal vez me digan que esta carga la he robado... No sé qué problemas me van a crear, pero, a fin de evitarlos, me permitiría usted poner este cargamento a su nombre. El barrendero aceptó sin discusión. El pirata añadió:
-En Inglaterra, ya lo arreglaremos. Le daré una comisión.
El pirata le hizo firmar distintos papeles que hicieron al árabe propietario de toda la carga.
Una vez en Inglaterra, el pirata vendió su cargamento a muy buen precio. Se vio en posesión de una gran fortuna, pero fulminado por un repentino ataque cardiaco murió justo después. El producto de la venta fue a parar entonces a nuestro barrendero que finalmente se salió con la suya y se hizo rico.
El barrendero salió, pues, muy bien parado de la situación. La moraleja de esta historia es que este hombre logró salvar su vida porque tuvo un golpe de fortuna. Supo mantenerse en pie en medio de la adversidad y continuó como si nada pasara.
Se trata de una historia que habla del valor y de la concentración en uno mismo.
A veces encontramos el tesoro de nuestra alegría. Estamos sumamente contentos y comenzamos a disfrutar de él, pero llega la adversidad. Por ejemplo, una mujer está en lo mejor de su relación emocional con un hombre y, como por casualidad, su hijo tiene un accidente de coche en ese mismo momento. Dicho accidente le impedirá entonces vivir su alegría. O, como otro, a quien la familia y los negocios le van bien, y de golpe se ve afectado de un tumor en un ojo.
Es en ese momento, sean cuales sean las razones que empañen tu alegría, cuando hay que resistir con valor. No rendirse. Hay que aguantar con fe, con o sin esperanza, y esperar a ver qué pasa.
-Será un diamante? Iré a ver al joyero para que la examine.
Se dirigió al punto a ver al experto. Éste le dijo:
-Es, efectivamente, un diamante. El problema es que aquí nadie podrá decirte su valor. Para saberlo, tendrías que ir a Inglaterra.
-A Inglaterra! -respondió el barrendero atónito-. Pero cómo puedo ir yo allí?
-Espabílate!
El hombre vendió todo cuanto tenía, fue a ver a un pirata que poseía una nave y le dijo:
-No tengo más que este diamante... Y es preciso que vaya a Inglaterra para que me lo valoren. Te pagaré una vez allí, cuando lo haya vendido.
El pirata aceptó. Ordenó a la tripulación que le dieran el mejor camarote y rodeó de respeto a su nuevo viajero, pues se trataba de un hombre rico.
El viaje se desarrolló tranquilamente. Pero, un buen día, tras haber comido, el barrendero se durmió en la mesa, con el diamante puesto cerca de él.
Durante su sueño, vino un miembro de la tripulación a limpiar el camarote. Cogió el mantel sin prestar atención y lo sacudió por encima de la borda...y el diamante desapareció junto con las migajas en el océano
Al despertar, el árabe se sintió morir. Se dio cuenta de que se hallaba en una situación extremadamente precaria, ya que no tenía nada con que pagar su viaje. Sabía lo que le esperaba. Se dijo:
-Si me dejo vencer por el desánimo, mi muerte es segura!... Trataré deponer buena cara al mal tiempo y esperaré a ver qué pasa.
Y esto es lo que hizo. Abandonó el camarote como si nada ocurriera y fingió una serenidad absoluta. El viaje prosiguió sin más problemas. Aunque no le llegaba la camisa al cuerpo, nuestro hombre no dejó traslucir nada y el pirata se siguió mostrando tan respetuoso como antes con él. Un buen día, este último le dijo:
-Tengo una cosa importante que preguntarle. Es usted un hombre poderoso. Siento por usted una gran admiración. Sabe que la nave va cargada de trigo. El problema es que, al llegar a Inglaterra, las autoridades no querrán confiar en mí. Puede que me pidan que pague unas tasas exorbitantes... O tal vez me digan que esta carga la he robado... No sé qué problemas me van a crear, pero, a fin de evitarlos, me permitiría usted poner este cargamento a su nombre. El barrendero aceptó sin discusión. El pirata añadió:
-En Inglaterra, ya lo arreglaremos. Le daré una comisión.
El pirata le hizo firmar distintos papeles que hicieron al árabe propietario de toda la carga.
Una vez en Inglaterra, el pirata vendió su cargamento a muy buen precio. Se vio en posesión de una gran fortuna, pero fulminado por un repentino ataque cardiaco murió justo después. El producto de la venta fue a parar entonces a nuestro barrendero que finalmente se salió con la suya y se hizo rico.
El barrendero salió, pues, muy bien parado de la situación. La moraleja de esta historia es que este hombre logró salvar su vida porque tuvo un golpe de fortuna. Supo mantenerse en pie en medio de la adversidad y continuó como si nada pasara.
Se trata de una historia que habla del valor y de la concentración en uno mismo.
A veces encontramos el tesoro de nuestra alegría. Estamos sumamente contentos y comenzamos a disfrutar de él, pero llega la adversidad. Por ejemplo, una mujer está en lo mejor de su relación emocional con un hombre y, como por casualidad, su hijo tiene un accidente de coche en ese mismo momento. Dicho accidente le impedirá entonces vivir su alegría. O, como otro, a quien la familia y los negocios le van bien, y de golpe se ve afectado de un tumor en un ojo.
Es en ese momento, sean cuales sean las razones que empañen tu alegría, cuando hay que resistir con valor. No rendirse. Hay que aguantar con fe, con o sin esperanza, y esperar a ver qué pasa.
domingo, 15 de mayo de 2011
Todos los días, toneladas de productos químicos se liberan al medio ambiente, tóxicos a largo plazo para los seres vivos. La mayoría de las 100.000 moléculas desarrolladas desde la II Guerra Mundial y que están presentes en los productos que usamos a diario nunca se han testado. Algunas de ellas se han introducido en nuestros cuerpos e incluso en los fetos. Hasta 247 sustancias tóxicas se han encontrado en los recién nacidos. Junto a nuestro ADN, estamos legando nuestra carga tóxica a nuestros hijos.
sábado, 14 de mayo de 2011
Gracias Mamá

con todas esas fotografías clasificadas con tanto cuidado.
¿Cuánto amor puede caber en el placer con que muestras siempre
ese rostro lloroso, embadurnado de chocolate?.
Por pedirme perdón en las ocasiones
en que habías sido injusta o cuando te equivocabas.
Así aprendí que se necesita tanta valentía
para aceptar los errores como para corregirlos.
Por haber comenzado a aplaudir en aquel festival, disimulando que yo,
para mi horror, había olvidado por completo cómo continuaba mi poesía.
Porque siempre has sabido cómo preguntarme qué me pasa,
hasta conseguir que mis preocupaciones se aligeren al compartirlas contigo.
Porque me has hecho sentir que ninguna meta que me proponga alcanzar es imposible.
Y porque realmente lo crees.
Tu confianza en mí ha sido el mejor curso de superación personal.
Tantas son las vocaciones ocultas de una madre:
Es la enfermera que no retrocede ante la sangre de ninguna herida;
el médico que adivina si es dolor
presagia una enfermedad o una tarea difícil en la escuela;
el mejor abogado para defendernos de maestros
y entrenadores ciegos a nuestra excelencia;
la psicóloga que calma nuestros miedos;
el veterinario que cura nuestra mascota...
y se ocupa de ella;
y también el filósofo que nos explica los eternos enigmas de la vida...
~Anónimo
domingo, 8 de mayo de 2011
"¿Perdió su trabajo? ¡Animo!", publica Business Insider: algunas de las personas más exitosas del mundo también fueron despedidas alguna vez. Aquí, la lista de famosos que sortearon todos los obstáculos
1. Walt Disney
En 1919 Walt Disney fue despedido del diario local Kansas City Star, según su editor, porque "le faltaba imaginación y no tenía buenas ideas". Debió mudarse con su hermano en Hollywood, donde empezaron a crear dibujos animados de éxito y, en 1923 nació The Walt Disney Company, que logró convertirse en una de las compañías de comunicación y entretenimiento más grandes del mundo.
2. JK Rowling
Rowling trabajaba como secretaria en Londres, pero soñaba con dejar su trabajo y dedicarse a la escritura.. En secreto, escribía historias en la computadora de la oficina e imaginaba las historias de un joven mago llamado Harry Potter. Pero sus jefes se cansaron y la despidieron. La indemnización que recibió le permitió mantenerse durante los años siguientes. Hoy, es una de las escritoras más multimillonarias del mundo.
3. Michael Bloomberg
El alcalde de Nueva York era socio del banco de inversión Salomon Brothers pero, en 1998, la entidad fue adquirida por Citigroup. Bloomberg abandonó su puesto, aunque no sin llevarse una buena indemnización, con el que empezó su propia compañía de información y servicios financieros. Ahora ocupa el puesto 18 de la lista de personas más ricas de Estados Unidos.
4. Anna Wintour
La reconocida editora de Vogue empezó su carrera en Nueva York como editora de moda junior en Harper's Bazaar. Pero después de nueve meses en su puesto fue despedida por introducir cambios "demasiado llamativos" Pero eso la ayudó a tomar fuerza y perseguir sus sueños: "les recomiendo a todos ser despedidos alguna vez en sus vidas", confesó
5. Madonna
La reina del pop se mudó a Nueva York después de abandonar la universidad para hacerse una estrella y para ganar algo de dinero, empezó a trabajar en el Dunkin' Donuts de Times Square, pero no duró ni un día, ya que fue despedida después de rociar con gelatina a todos los clientes. Después de pasar por numerosos restaurantes de comida rápida, Madonna consiguió finalmente entrar en la escena punk rock de Nueva York en 1979.
6. Oprah Winfrey
Oprah Winfrey trabajaba como reportera en los informativos de la noche de la cadena de Baltimore WJZ-TV, pero no podía evitar involucrarse emocionalmente con las historias que relataba. El productor de la cadena la despidió, aunque le ofreció un papel en otro programa del canal. Ahora, Oprah está catalogada como la estrella de los talk-shows.
7. Jerry Seinfeld
Seinfeld trabajaba en una serie de comedia, pero se enteró que fue despedido cuando no encontró su papel en el guión. Se sintió humillado y destrozado, pero no le quitó su sueño de ser comediante y volvió a actuar en pequeños clubs hasta que un cazatalentos de Tonight Show lo invitó a aparecer en el programa. Desde ese momento, su carrera empezó a despegar.
8. Truman Capote
Capote trabajó como el chico de las fotocopias en el New Yorker, mientras soñaba con que algún día le publicarían algo. Dos años después, Capote acudió a una lectura del poeta Robert Frost pero, debido a un resfriado, tuvo que abandonar la sala en mitad de la conferencia. Frost se sintió insultado y pidió a la revista que despidiera al joven Capote. Pero tan solo unos años después logró publicar su primer libro y de inmediato, obtuvo un reconocimiento mundial.
9. Robert Redford
El supervisor de su trabajo en Standard Oil lo encontró durmiendo, pero en lugar de despedirlo, lo enviaron a otro departamento, hasta que finalmente "lo invitaron a abandonar la empresa". Su despido que lo llevó a mudarse a Nueva York, donde comenzó su exitosa carrera como actor.
10. Lee Iacocca
Lee Iacocca logró llegar a la cima de Ford Motor Company pero, después de unas cuantas ideas malas, fue despedido. Pronto fue captado por Chrysler, que por entonces estaba en una situación bastante comprometida. Pero gracias a un préstamo que Iacocca consiguió del gobierno, resucitó a la compañía, aportó algunas ideas que fueron ignoradas en Ford y ocupó el puesto de CEO de Chrysler hasta 1992.
1. Walt Disney
En 1919 Walt Disney fue despedido del diario local Kansas City Star, según su editor, porque "le faltaba imaginación y no tenía buenas ideas". Debió mudarse con su hermano en Hollywood, donde empezaron a crear dibujos animados de éxito y, en 1923 nació The Walt Disney Company, que logró convertirse en una de las compañías de comunicación y entretenimiento más grandes del mundo.
2. JK Rowling
Rowling trabajaba como secretaria en Londres, pero soñaba con dejar su trabajo y dedicarse a la escritura.. En secreto, escribía historias en la computadora de la oficina e imaginaba las historias de un joven mago llamado Harry Potter. Pero sus jefes se cansaron y la despidieron. La indemnización que recibió le permitió mantenerse durante los años siguientes. Hoy, es una de las escritoras más multimillonarias del mundo.
3. Michael Bloomberg
El alcalde de Nueva York era socio del banco de inversión Salomon Brothers pero, en 1998, la entidad fue adquirida por Citigroup. Bloomberg abandonó su puesto, aunque no sin llevarse una buena indemnización, con el que empezó su propia compañía de información y servicios financieros. Ahora ocupa el puesto 18 de la lista de personas más ricas de Estados Unidos.
4. Anna Wintour
La reconocida editora de Vogue empezó su carrera en Nueva York como editora de moda junior en Harper's Bazaar. Pero después de nueve meses en su puesto fue despedida por introducir cambios "demasiado llamativos" Pero eso la ayudó a tomar fuerza y perseguir sus sueños: "les recomiendo a todos ser despedidos alguna vez en sus vidas", confesó
5. Madonna
La reina del pop se mudó a Nueva York después de abandonar la universidad para hacerse una estrella y para ganar algo de dinero, empezó a trabajar en el Dunkin' Donuts de Times Square, pero no duró ni un día, ya que fue despedida después de rociar con gelatina a todos los clientes. Después de pasar por numerosos restaurantes de comida rápida, Madonna consiguió finalmente entrar en la escena punk rock de Nueva York en 1979.
6. Oprah Winfrey
Oprah Winfrey trabajaba como reportera en los informativos de la noche de la cadena de Baltimore WJZ-TV, pero no podía evitar involucrarse emocionalmente con las historias que relataba. El productor de la cadena la despidió, aunque le ofreció un papel en otro programa del canal. Ahora, Oprah está catalogada como la estrella de los talk-shows.
7. Jerry Seinfeld
Seinfeld trabajaba en una serie de comedia, pero se enteró que fue despedido cuando no encontró su papel en el guión. Se sintió humillado y destrozado, pero no le quitó su sueño de ser comediante y volvió a actuar en pequeños clubs hasta que un cazatalentos de Tonight Show lo invitó a aparecer en el programa. Desde ese momento, su carrera empezó a despegar.
8. Truman Capote
Capote trabajó como el chico de las fotocopias en el New Yorker, mientras soñaba con que algún día le publicarían algo. Dos años después, Capote acudió a una lectura del poeta Robert Frost pero, debido a un resfriado, tuvo que abandonar la sala en mitad de la conferencia. Frost se sintió insultado y pidió a la revista que despidiera al joven Capote. Pero tan solo unos años después logró publicar su primer libro y de inmediato, obtuvo un reconocimiento mundial.
9. Robert Redford
El supervisor de su trabajo en Standard Oil lo encontró durmiendo, pero en lugar de despedirlo, lo enviaron a otro departamento, hasta que finalmente "lo invitaron a abandonar la empresa". Su despido que lo llevó a mudarse a Nueva York, donde comenzó su exitosa carrera como actor.
10. Lee Iacocca
Lee Iacocca logró llegar a la cima de Ford Motor Company pero, después de unas cuantas ideas malas, fue despedido. Pronto fue captado por Chrysler, que por entonces estaba en una situación bastante comprometida. Pero gracias a un préstamo que Iacocca consiguió del gobierno, resucitó a la compañía, aportó algunas ideas que fueron ignoradas en Ford y ocupó el puesto de CEO de Chrysler hasta 1992.
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Fuente Infobae.com
viernes, 6 de mayo de 2011
Miguel Blanco, presentador del programa “Espacio en blanco” entrevista en esta ocasión a Jonatan Bosque donde nos hablará de los preparativos que está realizando para iniciar la construcción de búnkers privados con los que poder contar en caso de desastre natural, ataque nuclear o de cualquier otra índole, tengos estos que ver o no con el 2012.
La Rosa y el Sapo

Había una vez una rosa roja muy hermosa y bella. Que maravilla al saber que era la rosa mas bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos.
Un día se dio cuenta de que al lado de ella siempre había un sapo grande y oscuro y que era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca. Indignada ante lo descubierto le ordeno al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo: Esta bien, si así lo quieres. Poco tiempo después el sapo paso por donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces: Vaya que te ves muy mal. ¿Que te paso? La rosa contesto Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual. El sapo solo contesto, Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la mas bella del jardín.
Un día se dio cuenta de que al lado de ella siempre había un sapo grande y oscuro y que era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca. Indignada ante lo descubierto le ordeno al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo: Esta bien, si así lo quieres. Poco tiempo después el sapo paso por donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces: Vaya que te ves muy mal. ¿Que te paso? La rosa contesto Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual. El sapo solo contesto, Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la mas bella del jardín.
martes, 3 de mayo de 2011
Puerto Antequera

En Puerto Antequera, pequeño poblado ribereño de 2.650 habitantes, los días son todos iguales. Silencio. Y más silencio. La paz reina y domina el pintoresco lugar de pescadores y gente cordial. Viaje a un escenario que mantiene su esencia y no renuncia a la posibilidad de días mejores.
Con el propósito de ordenar la casa, Ramírez Cáceres dispuso el arreglo de la plaza Gral. Samaniego, donde hay bancos bajo sombra y juegos infantiles para recreación de los niños. El espacio público en la ribera honra con un busto de bronce al ex ministro de Defensa de Stroessner, general Marcial Samaniego, oriundo de Puerto Antequera. En su época, el hombre fuerte mandó construir obras de infraestructura: la seccional colorada, el correo, la Municipalidad y el colegio que lleva su nombre y es uno de los más grandes del segundo departamento de San Pedro, con tres pisos. Quedó a poco de terminar, faltan detalles, pero es de vital importancia para la educación de los lugareños.
Otro de los recordados personajes que contribuyeron al crecimiento de la localidad es Alejandrino Ozuna, quien en tiempos difíciles se animó a instalar una desmotadora de algodón que dio trabajo a muchas familias y alcanzó cierta pujanza.
Ahora las esperanzas se renuevan. Y se cifran en la instalación de grandes silos. En funcionamiento está el silo de Severo Villalba que almacena maíz, soja y otros granos. Pero más empresarios y una multinacional tienen proyectado habilitar sus depósitos graneros, lo que, según el jefe comunal, facilitará la reactivación del tráfico fluvial. “Obviamente el flete por agua es más barato en un 50%, entonces las cargas, seguro, van a ser transportadas en barcos”. Significa que el puerto recobrará ritmo y habrá ocupación para los obreros portuarios. Existen tres sindicatos de estibadores que sobreviven de las ganancias que les dejan las pequeñas motonaves que todavía sirven a Puerto Antequera y las cargas de bolsas que salen del silo.
La escasez laboral favorece la migración de los jóvenes. Son muchos los estudiantes que se ven obligados a abandonar su patria chica apenas terminan el colegio. Van a Buenos Aires, Asunción o Ciudad del Este. Suman entre 300 y 400 los que cruzan el río para prestar servicios en estancias del lado chaqueño. “Enfrente tenemos varios establecimientos agrícolas ganaderos que son grandes; por ejemplo, está el de Caballero Vargas, de la familia Brusquetti o del ingeniero Sánchez. Ahí van nuestros compueblanos a trabajar”, indica Ramírez Cáceres.
Semanas atrás vino de San Estanislao un maderero de apellido Servín
con intenciones de alquilar un aserradero y ponerlo a funcionar. Solicitó a la Intendencia la habilitación para laminar maderas permitidas por ley. El buen pronóstico laboral anima, pero no conmueve. Acostumbrados a los rigores de la lejanía y las carencias, los lugareños aguardan con cautela los cambios prometidos por el Intendente.“He solicitado al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones una ampliación presupuestaria para empedrar treinta mil metros cuadrados de calles”, hace saber el titular de la comuna. En estos momentos se trabaja en el empedrado de la doble avenida que pasa por detrás del Colegio Nacional Gral. Marcial Samaniego.
Tendrá una capa de asfalto y aceleradamente se está convirtiendo en el nuevo sector comercial.Por Curuzú Chicá, la calle principal que bordea el río, son contados los vehículos que transitan. Más circulan motos y bicicletas por el asfato recién terminado. Todavía no se inauguró, pero ya los antequereños pueden ir hasta San Pedro del Ycuamandyyú sobre ruta negra. Los 14 kilómetros que en tiempos de lluvia cortaban el paso ahora se recorre en menos de diez minutos. Y trajo alivio a los estudiantes que salen todas las tardes en dos minibuses rumbo a las universidades que enseñan en la capital departamental..Una época Puerto Antequera era la puerta de entrada al departamento de San Pedro. Por sus barrancosos muelles circulaban grandes volúmenes de cargas y pasajeros. Pero con la apertura de rutas, los lentos barcos perdieron importancia.
De aquellos días prósperos quedan testimonios. Adolfo Von Tumpling, hijo de un inmigrante alemán que se afincó frente al puerto y alcanzó cierto progreso económico, es la memoria viva del pasado. Ha escrito libros que relatan con crudeza la deforestación de bosques y los daños ecológicos causados al río Paraguay, desde los años 60. Ahora en preparación tiene otro que se titula “Kuarahy reike” (Ahí donde muere el sol) y habla de los europeos que llegaron en las primeras décadas de 1900 y sus aportes en beneficio del pequeño poblado. Un capítulo especial se ocupa de Wolf Von Tumpling, su padre. El alemán arribó al país en 1926 en huida de la inseguridad reinante en el Viejo Mundo, después de la Primera Guerra Mundial. Se afincó en Puerto Antequera y allí se encontró con una mujer argentina de origen húngaro.
Y surgió el amor. Se casó con Ana Eisenhut y trajo al mundo tres hijos: Cibila, Adolfo y Marta. Wolf abrió un negocio de compra y venta de frutos del país. Frente a su comercio ubicado en la esquina del tapé tuyá, hoy calle 29 de setiembre, formaban filas las carretas de campesinos que llegaban antes de amanecer, con bolsas de mandioca, tabaco, algodón, carne y diversos productos agrícolas. “El sistema de papá era que les daba un poco de plata y les surtía con fideos, azúcar, arroz, sal, jabón, aceite, galleta y otras necesidades básicas para la subsistencia de la familia. Luego venían los barcos y hacia lo mismo; recibía productos elaborados y enviaba a Asunción mandioca, poroto, maíz, algodón, de todo. Era el mayor comerciante de Puerto Antequera”, resalta Adolfo.
Un año después de la revolución del 47, un ribereño asesinó al famoso “gringo” que a los 42 años perdió la vida de varias puñaladas “por envidia”, según había declarado ante las autoridades judiciales el autor del crimen. Adolfo tenía 10 cuando quedó huérfano de padre. Estaba entonces en el internado de la Iglesia Alemana Protestante Luterana de Asunción. Luego pasó al Colegio de Goethe, donde terminó la secundaria. Aprendió a nadar y hasta fue profesor de natación del Deportivo Sajonia, con más de 100 alumnos y destacadas participaciones en competencias. Pero llegó el momento de volver a sus pagos. Y así lo hizo. Recuerda que por ese tiempo apenas había cuatro o cinco casas de material y el resto eran ranchos. “Cuando yo volví, hace más de 40 años, este lugar era inhóspito, salvaje, las calles de tierra lodosa tipo chaqueña eran intransitables con la lluvia. Hay mucho cambio desde entonces”, dice y le brillan los ojos tan azules que delatan la sangre que corre por sus venas.
Ya el negocio de compra y venta de frutos del país es historia en la vida de Von Tumpling. Se dedica ahora a atender el hospedaje que montó hace cinco años y se llama Santa Clara, en alusión a su esposa. El complejo dispone de cinco cuartos con tres camas, aire acondicionado, ventiladores de techo y baño privado. Cobra por la estadía 80.000 guaraníes diarios. Y los huéspedes son generalmente brasileños, norteamericanos y turistas que practican la caza y pesca. En un enorme depósito donde antes se almacenaban bolsas de granos y comestibles habilitó una guardería náutica. Varios propietarios alquilan espacio para guardar sus lanchas y embarcaciones pequeñas que sacan cuando van de pesca.
La zona era muy rica en peces: surubí, mandi’í, pacú y dorado. Dicen los pescadores (tienen 3 sindicatos en Puerto Antequera) que todavía se saca surubí, porque el pacú y dorado ya escasean. En la pescadería Chichí, el surubí se oferta a 15.000 el kilo. “Vienen muchos brasileños, menonitas y asuncenos a comprarnos los pescados”, avisa Alfredo Benítez (30), el que se encarga de pesar y cobrar la venta.
Desteñidas por la lluvia y el sol, las casas céntricas son mudos testigos del paso de los años y los vaivenes de la economía. Ahí, de cara al río están las residencias de acaudaladas familias que ya dejaron Puerto Antequera. El hogar de los Cruz Roa, casi en ruinas la casa Von Zastrow y con mejor suerte la última edificación que se cree de tiempos de don Carlos Antonio López, de cuando ahí operaba la fábrica de caña de la república. En fin, ladrillo sobre ladrillo que se mantienen a pesar de los pesares.
En la actualidad Puerto Antequera cuenta con 2.650 habitantes, según el censo nacional 2002. Tiene cuatro barios (Curuzú Chicã, Fátima, San Roque y Santo Domingo) y dos compañías: Poroto y Picada Antequera. Viven en todo el distrito un total de 3.540 personas. Por agua, Puerto Antequera queda a 198 kilómetros de Asunción. Por ruta hay que viajar 420 kilómetros si se toma el trayecto por Coronel Oviedo y 335 por la ruta N0 3 Gral. Elizardo Aquino, con acceso por 25 de Diciembre.
A un kilómetro y medio del sector céntrico, la Laguna Vera, un hermoso espejo de agua, es el atractivo natural más renombrado de Puerto Antequera. Acapara la atención de los que llegan de visita. Y enorgullece a los lugareños..
La fiesta patronal en honor a Curuzú Chicã se celebra el día 3 de mayo. El presupuesto municipal para el año 2007 suma 769.000.000 de guaraníes, que según el intendente Ramírez Cáceres serán empleados en gastos corrientes, arreglos de calles y ayuda a comisiones vecinales.
Luz propia
Décadas antes de contar con energía eléctrica de Itaipú, Puerto Antequera ya tenía luz. Funcionaba a gasoíl una usina que generaba electricidad inclusive para la vecina ciudad de San Pedro del Ycuamandyyú. Ahora las viejas instalaciones se encuentran en total decadencia. Hay gente preocupada por la situación de abandono. Consideran que las autoridades deberían recuperar el local y convertirlo en un atractivo museo.Documentos históricos consignan que Puerto Antequera fue fundado el 3 de mayo de 1892 por Juan Alberto López. Antes, el lugar era un obraje de donde se extraían maderas que se embarcaban por el río Paraguay.
Motonave Mandyyupecuá

Un montón de casas dispuestas sobre el barranco del río Paraguay conforma el paisaje urbano que no figura en los mapas ni en las recomendaciones turísticas. Pero Puerto Antequera tiene su encanto. Sus árboles están llenos de loros y aves silvestres. Cantan los pájaros y vuelan mariposas multicolores. Hay vida, aunque también adversidades. Hoy el puerto está vacío. Ya no atracan los grandes barcos que antes llenaban de riqueza la costa. Y los peces cada vez son más escasos. Aun así, sobra optimismo.
El más entusiasta es el nuevo intendente municipal, Darío Ramírez Cáceres, un liberal de 44 años que sucede en el cargo a su hermano Basilio. Tomó posesión hace dos meses y, sin pérdida de tiempo, empezó a trabajar por el desarrollo de su comunidad. “Estoy seguro de que en cuatro años vamos a tener una ciudad totalmente diferente, porque vamos a cambiar”, anticipa con convicción. Se levanta a la madrugada, a las cinco, para recorrer el pueblo y controlar que las calles estén libres de animales. Le molesta ver vacas y caballos sueltos, por lo que pidió a la Junta Municipal la aprobación de una medida drástica.
“Vamos a agarrar y subastar los animales. Voy a ser drástico, porque hablando parece que no entiende la gente. Paga una multa y les suelta otra vez. Voy a subastar entre los carniceros; el que mejor oferte se lleva el animal infractor. Si hay un pago de 1.800.000 guaraníes, por ejemplo, doy el animal y envío el dinero al dueño. La Municipalidad no va a ganar nada, pero el pueblo va a ganar, porque va a desaparecer ese animal de la calle”.Con el propósito de ordenar la casa, Ramírez Cáceres dispuso el arreglo de la plaza Gral. Samaniego, donde hay bancos bajo sombra y juegos infantiles para recreación de los niños. El espacio público en la ribera honra con un busto de bronce al ex ministro de Defensa de Stroessner, general Marcial Samaniego, oriundo de Puerto Antequera. En su época, el hombre fuerte mandó construir obras de infraestructura: la seccional colorada, el correo, la Municipalidad y el colegio que lleva su nombre y es uno de los más grandes del segundo departamento de San Pedro, con tres pisos. Quedó a poco de terminar, faltan detalles, pero es de vital importancia para la educación de los lugareños.
Otro de los recordados personajes que contribuyeron al crecimiento de la localidad es Alejandrino Ozuna, quien en tiempos difíciles se animó a instalar una desmotadora de algodón que dio trabajo a muchas familias y alcanzó cierta pujanza.
Ahora las esperanzas se renuevan. Y se cifran en la instalación de grandes silos. En funcionamiento está el silo de Severo Villalba que almacena maíz, soja y otros granos. Pero más empresarios y una multinacional tienen proyectado habilitar sus depósitos graneros, lo que, según el jefe comunal, facilitará la reactivación del tráfico fluvial. “Obviamente el flete por agua es más barato en un 50%, entonces las cargas, seguro, van a ser transportadas en barcos”. Significa que el puerto recobrará ritmo y habrá ocupación para los obreros portuarios. Existen tres sindicatos de estibadores que sobreviven de las ganancias que les dejan las pequeñas motonaves que todavía sirven a Puerto Antequera y las cargas de bolsas que salen del silo.
La escasez laboral favorece la migración de los jóvenes. Son muchos los estudiantes que se ven obligados a abandonar su patria chica apenas terminan el colegio. Van a Buenos Aires, Asunción o Ciudad del Este. Suman entre 300 y 400 los que cruzan el río para prestar servicios en estancias del lado chaqueño. “Enfrente tenemos varios establecimientos agrícolas ganaderos que son grandes; por ejemplo, está el de Caballero Vargas, de la familia Brusquetti o del ingeniero Sánchez. Ahí van nuestros compueblanos a trabajar”, indica Ramírez Cáceres.
Semanas atrás vino de San Estanislao un maderero de apellido Servín
con intenciones de alquilar un aserradero y ponerlo a funcionar. Solicitó a la Intendencia la habilitación para laminar maderas permitidas por ley. El buen pronóstico laboral anima, pero no conmueve. Acostumbrados a los rigores de la lejanía y las carencias, los lugareños aguardan con cautela los cambios prometidos por el Intendente.“He solicitado al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones una ampliación presupuestaria para empedrar treinta mil metros cuadrados de calles”, hace saber el titular de la comuna. En estos momentos se trabaja en el empedrado de la doble avenida que pasa por detrás del Colegio Nacional Gral. Marcial Samaniego.
Tendrá una capa de asfalto y aceleradamente se está convirtiendo en el nuevo sector comercial.Por Curuzú Chicá, la calle principal que bordea el río, son contados los vehículos que transitan. Más circulan motos y bicicletas por el asfato recién terminado. Todavía no se inauguró, pero ya los antequereños pueden ir hasta San Pedro del Ycuamandyyú sobre ruta negra. Los 14 kilómetros que en tiempos de lluvia cortaban el paso ahora se recorre en menos de diez minutos. Y trajo alivio a los estudiantes que salen todas las tardes en dos minibuses rumbo a las universidades que enseñan en la capital departamental..Una época Puerto Antequera era la puerta de entrada al departamento de San Pedro. Por sus barrancosos muelles circulaban grandes volúmenes de cargas y pasajeros. Pero con la apertura de rutas, los lentos barcos perdieron importancia.
De aquellos días prósperos quedan testimonios. Adolfo Von Tumpling, hijo de un inmigrante alemán que se afincó frente al puerto y alcanzó cierto progreso económico, es la memoria viva del pasado. Ha escrito libros que relatan con crudeza la deforestación de bosques y los daños ecológicos causados al río Paraguay, desde los años 60. Ahora en preparación tiene otro que se titula “Kuarahy reike” (Ahí donde muere el sol) y habla de los europeos que llegaron en las primeras décadas de 1900 y sus aportes en beneficio del pequeño poblado. Un capítulo especial se ocupa de Wolf Von Tumpling, su padre. El alemán arribó al país en 1926 en huida de la inseguridad reinante en el Viejo Mundo, después de la Primera Guerra Mundial. Se afincó en Puerto Antequera y allí se encontró con una mujer argentina de origen húngaro.
Y surgió el amor. Se casó con Ana Eisenhut y trajo al mundo tres hijos: Cibila, Adolfo y Marta. Wolf abrió un negocio de compra y venta de frutos del país. Frente a su comercio ubicado en la esquina del tapé tuyá, hoy calle 29 de setiembre, formaban filas las carretas de campesinos que llegaban antes de amanecer, con bolsas de mandioca, tabaco, algodón, carne y diversos productos agrícolas. “El sistema de papá era que les daba un poco de plata y les surtía con fideos, azúcar, arroz, sal, jabón, aceite, galleta y otras necesidades básicas para la subsistencia de la familia. Luego venían los barcos y hacia lo mismo; recibía productos elaborados y enviaba a Asunción mandioca, poroto, maíz, algodón, de todo. Era el mayor comerciante de Puerto Antequera”, resalta Adolfo.
Un año después de la revolución del 47, un ribereño asesinó al famoso “gringo” que a los 42 años perdió la vida de varias puñaladas “por envidia”, según había declarado ante las autoridades judiciales el autor del crimen. Adolfo tenía 10 cuando quedó huérfano de padre. Estaba entonces en el internado de la Iglesia Alemana Protestante Luterana de Asunción. Luego pasó al Colegio de Goethe, donde terminó la secundaria. Aprendió a nadar y hasta fue profesor de natación del Deportivo Sajonia, con más de 100 alumnos y destacadas participaciones en competencias. Pero llegó el momento de volver a sus pagos. Y así lo hizo. Recuerda que por ese tiempo apenas había cuatro o cinco casas de material y el resto eran ranchos. “Cuando yo volví, hace más de 40 años, este lugar era inhóspito, salvaje, las calles de tierra lodosa tipo chaqueña eran intransitables con la lluvia. Hay mucho cambio desde entonces”, dice y le brillan los ojos tan azules que delatan la sangre que corre por sus venas.
Ya el negocio de compra y venta de frutos del país es historia en la vida de Von Tumpling. Se dedica ahora a atender el hospedaje que montó hace cinco años y se llama Santa Clara, en alusión a su esposa. El complejo dispone de cinco cuartos con tres camas, aire acondicionado, ventiladores de techo y baño privado. Cobra por la estadía 80.000 guaraníes diarios. Y los huéspedes son generalmente brasileños, norteamericanos y turistas que practican la caza y pesca. En un enorme depósito donde antes se almacenaban bolsas de granos y comestibles habilitó una guardería náutica. Varios propietarios alquilan espacio para guardar sus lanchas y embarcaciones pequeñas que sacan cuando van de pesca.
La zona era muy rica en peces: surubí, mandi’í, pacú y dorado. Dicen los pescadores (tienen 3 sindicatos en Puerto Antequera) que todavía se saca surubí, porque el pacú y dorado ya escasean. En la pescadería Chichí, el surubí se oferta a 15.000 el kilo. “Vienen muchos brasileños, menonitas y asuncenos a comprarnos los pescados”, avisa Alfredo Benítez (30), el que se encarga de pesar y cobrar la venta.
Desteñidas por la lluvia y el sol, las casas céntricas son mudos testigos del paso de los años y los vaivenes de la economía. Ahí, de cara al río están las residencias de acaudaladas familias que ya dejaron Puerto Antequera. El hogar de los Cruz Roa, casi en ruinas la casa Von Zastrow y con mejor suerte la última edificación que se cree de tiempos de don Carlos Antonio López, de cuando ahí operaba la fábrica de caña de la república. En fin, ladrillo sobre ladrillo que se mantienen a pesar de los pesares.
En la actualidad Puerto Antequera cuenta con 2.650 habitantes, según el censo nacional 2002. Tiene cuatro barios (Curuzú Chicã, Fátima, San Roque y Santo Domingo) y dos compañías: Poroto y Picada Antequera. Viven en todo el distrito un total de 3.540 personas. Por agua, Puerto Antequera queda a 198 kilómetros de Asunción. Por ruta hay que viajar 420 kilómetros si se toma el trayecto por Coronel Oviedo y 335 por la ruta N0 3 Gral. Elizardo Aquino, con acceso por 25 de Diciembre.
A un kilómetro y medio del sector céntrico, la Laguna Vera, un hermoso espejo de agua, es el atractivo natural más renombrado de Puerto Antequera. Acapara la atención de los que llegan de visita. Y enorgullece a los lugareños..
La fiesta patronal en honor a Curuzú Chicã se celebra el día 3 de mayo. El presupuesto municipal para el año 2007 suma 769.000.000 de guaraníes, que según el intendente Ramírez Cáceres serán empleados en gastos corrientes, arreglos de calles y ayuda a comisiones vecinales.
Luz propia
Décadas antes de contar con energía eléctrica de Itaipú, Puerto Antequera ya tenía luz. Funcionaba a gasoíl una usina que generaba electricidad inclusive para la vecina ciudad de San Pedro del Ycuamandyyú. Ahora las viejas instalaciones se encuentran en total decadencia. Hay gente preocupada por la situación de abandono. Consideran que las autoridades deberían recuperar el local y convertirlo en un atractivo museo.Documentos históricos consignan que Puerto Antequera fue fundado el 3 de mayo de 1892 por Juan Alberto López. Antes, el lugar era un obraje de donde se extraían maderas que se embarcaban por el río Paraguay.
Motonave Mandyyupecuá
Hecho de madera y algo de hierro, el barquito Mandyyupecuá lleva algo más de 30 años uniendo Asunción con Puerto Antequera. Sale de Playa Montevideo los miércoles después del mediodía y llega a destino a la tarde del jueves, luego de 27 horas de navegación aguas arriba. De regreso, parte los domingos a la cinco de la madrugada y antes de oscurecer, alrededor de las siete y media, ya está en Asunción. Es prácticamente la única línea regular que mantiene el servicio, porque escasean pasajeros. Y los que abordan el barco son, en su mayoría, obreros de estancias y habitantes de lugares inaccesibles, cercanos a las abruptas costas. El Mandyyupecuá utiliza 670 litros de gasoíl en viaje de ida y vuelta.

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